De la humildad a la felicidad
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Crome
Comunicación
recibida el 02/04/2020 (extracto textual de la sesión completa)
Contenidos:
-
El camino del Padre puede producir
dolor.
-
El dolor se torna en alegría.
-
El dolor es un aviso de oportunidad de
progreso.
-
Obsérvate, y todos los días, cuando
acabe la jornada, repasa tu día.
-
La vida cambia, y encuentras la
felicidad en cada paso.
-
Las lágrimas siempre son de alegría.
Pese al dolor.
-
Estás de paso en este mundo.
-
Cada dura prueba que puedas creer que
tienes es insignificante.
-
Cada uno de los seres, hijos del
Padre, estamos cumpliendo nuestra misión en el proceso evolutivo.
-
Nuestras cualidades deben
desarrollarse… y eso te hará feliz.
-
Solamente pides de acuerdo a tus
necesidades reales y profundas.
-
Estáis en condiciones de entender lo
que es la felicidad que aporta el camino del Padre.
-
Solo avanzáis por vuestro propio
mérito… nosotros solamente os podemos enseñar el camino.
-
Poder ser la mano de Dios dentro del
nivel en el que se encuentran.
El
camino del Padre puede producir dolor, pero cuando entiendes que realmente
estás en su camino, el dolor se torna en alegría. Recuerda que el dolor es una
forma de avisarte de que tienes una gran oportunidad de progreso. Obsérvalo, y
ponlo en práctica a cada momento. Obsérvate, y todos los días, cuando acabe la
jornada, repasa tu día. Recuerda cada momento que has cometido errores,
perdónate por ello. Sigue el proceso del perdón de los pecados.
Te
aseguro que la vida cambia, y encuentras la felicidad en cada paso. Y las
lágrimas siempre son de alegría. Pese al dolor. Porque entiendes que estás de
paso en este mundo, que cada dura prueba que puedas creer que tienes es
insignificante comparada con el dolor que sufren muchos otros hermanos. Y eso
no es para que te consueles, sino para que entiendas que cada uno de los seres,
hijos del Padre, estamos cumpliendo nuestra misión en el proceso evolutivo. Y
es un aprendizaje permanente, que nos permite avanzar.
Cada
cual tenemos una serie de cualidades. Y esas cualidades deben desarrollarse[1].
No tienes cualidades para disfrutar de ellas, sino para aprovecharlas para bien
tuyo y de los hermanos que te rodean. Y eso te hará feliz. Y cuando te
conviertes al camino del Padre, entiendes el concepto de la humildad
inmediatamente, y dejas de exigir. Te conviertes en una persona servidora de la
vida. Te dedicas a dar. Dejas de pedir. Solamente pides de acuerdo a tus
necesidades reales y profundas, nunca por capricho. Imagina un niño pequeño,
que pide muchas cosas, pero que sus padres solo le dan lo que realmente es
bueno para él. Igualmente nos ocurre cuando nosotros pedimos. Si pedimos algo
que no es bueno para nosotros, solamente se nos concede si tenemos que aprender
de ello. Pero si estamos en el camino del Padre, no se nos concede, y se nos
enseña, a través de la propia vida, que esa petición no tenía objeto.
Estáis
en condiciones de entender lo que es la felicidad que aporta el camino del
Padre. Podéis entender hasta qué punto nos llena de la más íntima satisfacción
el ser servidores de los demás. Pero nadie puede dar ningún paso por vosotros,
porque solo avanzáis por vuestro propio mérito. Y eso debe regocijaros, porque
el esfuerzo merece la pena, y es de la máxima justicia. Porque si avanzaseis
por la ayuda nuestra, dejaríais de tener mérito, y nosotros solamente os
podemos enseñar el camino, como ya os he dicho. Os enseñamos el camino, pero el
camino lo tenéis que avanzar vosotros, cada paso. Y esa es la grandeza de la
sabiduría del Padre, porque permite que todos los seres evolutivos estén en el
nivel que les corresponde, para poder ser la mano de Dios dentro del nivel en el
que se encuentran.
[1]
Parábola de los talentos: Evangelio según San Mateo 25, 14-30
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