La prueba de la vacuna
Comunicación recibida el 23/11/2020
(extracto textual de la sesión completa)
Contenidos:
-
Las
decisiones del mundo material.
-
Cómo actuar.
-
Vuestra
responsabilidad.
-
Las pruebas
de vuestros antepasados.
-
Las
oportunidades que dan estos procesos.
-
La actitud
en la adversidad.
-
Transmitir
amor allá donde vayáis, con todas las personas con las que os relacionéis.
-
Si necesitáis
defenderos.
-
La
información tergiversada.
-
Tomar
decisiones de acuerdo a vuestro mérito.
-
La información
que os damos.
-
Ser la mano
de Dios en la Tierra.
-
Las
enseñanzas que recibís en la vida son atajos.
-
El primer
lugar donde debéis preguntar.
-
La vida
encarnada os plantea pruebas.
- Están hablando de que nos quieren
obligar a ponernos una vacuna que dicen que puede ser perjudicial para el
organismo.
Las decisiones del mundo
material están totalmente vinculadas a vuestro proceso de desarrollo
espiritual. Entended que debéis actuar de un modo pacífico, pero coherente. La
información que podáis obtener sobre vacunas o sobre cualquier otro elemento
que pueda afectaros a vuestra vida y a vuestras relaciones está dentro del
ámbito de vuestra responsabilidad, porque no dejan de ser pruebas que os corresponden
en vuestra encarnación.
Vuestros antepasados se
encontraron con pruebas mucho más duras, y estos procesos os dan oportunidades
de poder centrar vuestra atención en el motivo por el que habéis venido a este
mundo. Fijaos que en la adversidad es difícil lograr mantener una actitud de
calma, de paz, de amor y de felicidad, pero tiene que ser precisamente en estas
situaciones en las que debéis alcanzar la capacidad de poder desarrollar todo
vuestro potencial espiritual. Buscad transmitir amor allá donde vayáis, con
todas las personas con las que os relacionéis[1].
Si necesitáis defenderos,
debéis entender por qué lo hacéis. Y la información que existe a vuestra disposición
está muy tergiversada, pero entended que es necesario ser coherente y conocer
la realidad, para poder tomar decisiones adecuadas a ella.
Tendréis que tomar decisiones,
como siempre os ha ocurrido en la vida, y tienen que ser de acuerdo a vuestro
mérito[2]. Nosotros os estamos dando información que os facilita avanzar en el
camino, pero para que lo hagáis por vosotros mismos. Ningún Hermano Espiritual
de nuestro nivel os podrá guiar en las decisiones que solo vosotros debéis
tomar. Queremos que lo entendáis, porque es necesario desarrollarse en el plano
encarnado, y tomar decisiones coherentes y responsables. Forma parte del
proceso, en el que vais a demostrar vuestro nivel espiritual.
Realmente, esta pregunta, no
entra dentro de los conceptos que os dijimos en su momento, para lo que habíamos
venido.
- Sí, perdona, no te preocupes, yo tengo
confianza en Dios, y sé que, llegado el momento, nos iluminará de alguna forma
para saber qué tenemos que hacer.
Esa es la actitud que os hemos
transmitido en otras ocasiones. Pero recordad que Dios se manifiesta a través
de la creación. Y ser la mano de Dios en la Tierra significa cumplir con los
preceptos que nos da, que son tremendamente claros, sencillos y decisivos.
Aplicad la Ley del Amor en todo momento. Con ello, estaréis en condiciones de
encontrar las respuestas a todas vuestras preguntas, de acuerdo a vuestro
propio mérito.
Pero todas las enseñanzas que
recibís en la vida son atajos, que os facilitan poder decidir de un modo más coherente.
Y el primer lugar donde debéis preguntar, consultar, es en vuestra conciencia,
porque es ahí donde se deposita la energía divina, la mejor versión de vuestra
realidad espiritual. Y a través de ella podéis expresar todo lo que ya sois.
La vida encarnada os plantea
pruebas, porque estáis en condiciones de poder superarlas. Todas las pruebas
que se reciben en la vida se pueden superar. Entendedlo, y vuestra fe se
desarrollará de un modo coherente.
[1] Nota del canalizador: no
marca excepciones (ver El bien vence
al mal)
[2] Nota del canalizador: el
progreso y el cumplimiento de la voluntad de Dios solo nos corresponde a
nosotros mismos, nadie puede asumir esta responsabilidad, y solo nosotros
obtendremos el mérito de superar las pruebas que nos presenta la vida, de lo
que podremos sentir un profundo agradecimiento (ver publicaciones Aprendo o me
enseñan y La ley del libre albedrío).
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