Qué hacer en caso de estar metidos en discusiones
Comunicación realizada el 04/11/2020 (extracto textual de la sesión completa)
Contenidos:
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El único
modo de intercambiar la sabiduría.
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Cuando los
participantes son maestros y son alumnos.
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Cómo erradicar
la crítica.
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Cómo
realizar objeciones o plantear las dudas.
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El control
de las emociones.
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Cuando
alguien ignore el camino que nosotros ya hemos recorrido.
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Cómo ofrecer
y recibir las enseñanzas.
-
Cuando un
interlocutor insiste sobre las cuestiones que ya han sido razonadas.
-
La esencia
de la libertad en la evolución espiritual y en la evolución en sabiduría.
El diálogo es el único modo de
poder intercambiar, de forma constructiva, la sabiduría que cada cual tiene, mientras
se mantiene una actitud receptiva por parte de todos. De este modo, todos los
participantes son maestros y todos son alumnos. Con esa actitud de apertura
mental nunca podrá haber crítica porque, cuando surjan dudas, deberán hacerse
preguntas, y a través de las propias preguntas, la persona que pudiera estar
equivocada, encontrará sus propias respuestas.
A través de las preguntas, por
tanto, es el modo en que se deben realizar las objeciones, plantear las dudas
en relación con la veracidad de los hechos o de la información que aportan los
demás. De este modo, nunca se podrá recibir la acusación de desear crear
conflicto, solamente de desear esclarecer la verdad.
Pero mientras se mantiene
cualquier tipo de diálogo constructivo, las emociones deben controlarse,
manteniendo una actitud amorosa, respetuosa, en todo momento, entendiendo
claramente que todos estamos transitando el mismo camino, y el hecho de que
alguien ignore el camino que nosotros ya hemos recorrido, no puede ser motivo
de desprecio. Al contrario, es una gran oportunidad que nos ofrece la vida para
poder ayudar a un hermano que se encuentra con un poco más de ignorancia que
nosotros en determinado aspecto.
Pero las enseñanzas siempre
deben ser recibidas de un modo totalmente voluntario, nunca se pueden imponer,
jamás se consigue nada con eso.
Y si os encontráis con un
interlocutor que insista sobre las cuestiones que ya han sido razonadas, el
mejor medio de continuar es invitar a finalizar la conversación sobre ese tema.
Y solamente en el caso de que se pregunte el motivo, consideramos conveniente
explicar, de un modo lo más amable posible, que ese tema ya había sido
explicado y justificado anteriormente, que todos disponemos del derecho de
escuchar, y tenemos la oportunidad de aprovechar las informaciones que
intercambiamos, pero que no es en absoluto obligatorio. Y habiendo observado
que ya se han explicado determinadas cuestiones, y que no se percibe la
comprensión de las mismas en este momento, resulta más oportuno cambiar la
conversación a otros temas. Con esta actitud respetuosa se deja abierta la
puerta para volver más adelante a tratar estos mismos temas cuando los
interlocutores puedan solicitarlo.
Cada persona dispone de su
momento en la vida para poder aprender cada cuestión. Podéis tender la mano,
pero no podéis obligar. Esa es la esencia de la libertad en la evolución
espiritual y en la evolución en sabiduría.
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