El proceso con las personas que van a morir es exactamente igual que con el resto (1 de 4)
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Comunicación
recibida el 15/12/2020 (extracto textual de la sesión completa)
Contenidos:
-
Cómo reciben
a la muerte las personas.
-
Lo que más
necesitan las personas que están en esta situación.
-
El amor y
las preguntas.
-
No hay que
echar perlas a los cerdos.
-
El ejemplo
es la mayor lección.
- ¿Hay algún consejo para las personas
que están próximas a morir?
Las personas que sienten en su
fuero interno que la muerte les acecha, pueden recibirla de muchas formas.
Pueden mantenerse en una actitud de sufrimiento y de miedo ante lo desconocido.
Pueden sentir rebeldía, rechazo, ante lo inevitable, o pueden sentir esperanza,
al conocer la realidad de la inmortalidad del alma, al comprender, de un modo
absolutamente claro, que el tiempo pasado en la carne es solamente un pequeño
instante de pruebas, en relación con la eternidad.
Lo que más necesitan las
personas que están en esta situación es encontrar un oído amable que les
escuche de forma amorosa y compasiva, que les comprenda. Transmitid amor a
estas personas, y solo a través de preguntas podéis ir induciéndolas para poder
aportarles los conocimientos que vosotros podáis disponer. Es exactamente igual
que con el resto de los hermanos encarnados, pero también con los hermanos
desencarnados. Dijo el Maestro Jesús que “no hay que echar perlas a los
cerdos”[1]. En el buen sentido de la comprensión de esta frase, es que no hay
que transmitirles enseñanzas a las personas que no desean recibirlas o que no
están en condiciones de poder recibirlas.
Pero el ejemplo es la mayor
lección, y eso siempre estáis en condiciones de poder transmitirlo, porque
forma parte de vuestra propia realidad, y las personas que se encuentran
próximas a trascender el cuerpo físico, si observan que os mostráis en una
actitud de paz interior y de serenidad, sentirán el impulso de conocer el
motivo por el que os ocurre eso. Pero, repito, utilizad solamente preguntas,
hasta que llegue el momento en que os pidan, de forma clara, recibir las
enseñanzas.
[1] “No deis lo santo a los
perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las
pisoteen, y se vuelvan y os despedacen” (Evangelio según San Mateo 7,6).
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