Dios se encuentra siempre dispuesto a reconocer la evolución de cada ser
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Comunicación
recibida el 16/02/2021 (extracto
textual de la sesión completa)
La parábola del hijo pródigo
que enseñó el Maestro Jesús[1] es el ejemplo claro, perfecto, de cómo Dios se
encuentra siempre dispuesto a reconocer la evolución de cada ser. Por muchos
errores que se hayan cometido, en el momento en que se tiene en la conciencia
la intención de seguir el camino del Padre, en el momento en que se toman las
decisiones oportunas, desde el primer paso que se da, la alegría de Dios queda
manifestada, y todos los espíritus que están asistiendo a los hermanos
encarnados se llenan de júbilo también, porque observan que se empiezan a
producir las mejorías, la evolución, voluntaria y consciente, del hijo
encarnado.
[1] Evangelio según San Lucas
15,11-32
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