Acerca de la oración del Padre Nuestro
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Comunicación
recibida el 31/05/2021 (extracto
textual de la sesión completa)
- Otros Hermanos Espirituales me
informaron que la oración es un estado vibratorio, pero la oración al Padre,
todos los espíritus, encarnados y no encarnados, la dirigen a él, y hay un
elemento común, que es el amor. Cuando hay amor, hay oración.
Es exacto lo que te han
transmitido esos Hermanos Espirituales.
- Cuando Jesús estuvo en la Tierra
encarnado nos dijo que podríamos dirigirnos al Padre con unas palabras, que han
quedado a modo de oración fija para muchos de nosotros, y es un verdadero
ejemplo de enseñanza lo que transmite cada una de sus palabras. ¿Vosotros
utilizáis el Padre Nuestro? Porque esta oración acoge a encarnados y
desencarnados, hace alusiones al cielo y a la Tierra. ¿Qué opinas?
La oración del Padre Nuestro es
la consecuencia de la insistencia que tenían los discípulos de Jesús, que en
aquella época eran grandes ignorantes y no comprendían muchas de las enseñanzas
que Jesús les dio. Antes de enseñarles esta oración, Jesús también les dijo que
debían orar en espíritu y en verdad[1], y la oración no es solo un proceso de
recogimiento, ya sea en soledad o en grupo, diciendo unas palabras por las
cuales pidamos, adoremos o demos gracias. Eso solo es una parte de la oración.
La oración es el proceso en el que experimentamos nuestra propia vida, vibrando
en dirección hacia Dios, Padre Todopoderoso.
En la oración del Padre Nuestro
quedan recogidas los tres objetivos esenciales de la oración, la alabanza [o
adoración], la petición y el agradecimiento. Pero la oración más importante es
la que permite que nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestros
actos estén permitiéndonos elevarnos de nuestra situación actual a una mejor, a
una más elevada. Porque podréis comprender que repetir muchas veces la oración
del Padre Nuestro, o cualquier otra, la experiencia os demostrará que no
necesariamente hace mejores a las personas. El proceso, más que con las
palabras, está relacionado con los sentimientos. Por eso, las oraciones deben
partir del chakra del corazón[2] en los hermanos encarnados, tiene que ser una
oración que transmita, que emita, amor. Y cuando se está en condiciones,
tendréis la capacidad de recibir el amor del infinito, del universo, de Dios,
en forma de energía divina, que podréis canalizar hacia los objetos de vuestras
intenciones y de vuestra atención.
Esto quiere decir que podéis
enfocar en qué dirección queréis que se dirija el amor, ya sea hacia una
persona, ya sea hacia un animal, un objeto, como pueden ser los alimentos o el
agua, a toda la creación, etc. Y ese proceso, a continuación, durante la
experiencia de la vida, ya sea encarnada o desencarnada, necesita dar frutos,
porque solamente los árboles que dan frutos son los que se aprovechan[3].
Por tanto, la oración no
necesita utilizar unas palabras determinadas. Ni siquiera necesita utilizar
palabras, necesita provocar, producir, generar cambios positivos en nuestra
realidad a través de nuestros actos, fruto siempre de nuestra voluntad.
La oración es un proceso
continuo de atención en las realidades, y de intención en que se cumpla la
voluntad de Dios en todo lo que hagamos. Y si observáis el contenido el Padre
Nuestro, encierra los conceptos que, si los aprovecháis del modo adecuado,
pueden mejorar significativamente vuestra vida y vuestra sociedad. Pero eso se
hará siempre y cuando se lleve a la práctica, porque no podéis pretender que
Dios vaya cambiando de parecer de acuerdo a vuestra o a nuestra pobre voluntad.
Dios tiene un propósito, y ese propósito es que la elevación de cada alma se
haga por propia voluntad, y se alegra cuando un hijo pródigo vuelve a casa y
reconoce el trabajo de los hijos que siempre han estado a su lado[4].
Pero cuando el hijo que siempre
ha estado al lado del padre, siente envidia por la alegría del padre ante la
llegada del nuevo hijo, que se había perdido y ha vuelto, cuando siente esa
envidia es porque no ha sido capaz de comprender el proceso en el que él se
estaba encontrando. Y esta ignorancia forma parte de la realidad de todos y
cada uno de los seres evolutivos, porque todos tenemos un nivel mayor o menor
de ignorancia, porque todos tenemos un nivel mayor o menor de sabiduría. Y la
sabiduría completa es de Dios, por lo tanto, como ya os hemos dicho tantas y
tantas veces, no tenéis porqué creer nada de lo que nosotros os decimos[5],
tenéis que experimentar en vuestra propia vida, todas aquellas cosas que os
funcionan, porque la vedad se encuentra en toda manifestación de vida, y los
procesos de aprendizaje están en vosotros, y pretender utilizar un modo de
relacionarse con Dios por una oración única, no deja de ser una forma que
permite ser evolucionada perfectamente de acuerdo al proceso de cada persona.
No decimos en ningún momento
que la oración del Padre Nuestro no sirva. Al contrario, es muy útil, pero
entended que hay determinadas lecciones, determinada información, que es muy
importante para los niños pequeños, y cuando son más adultos, esa información
sigue siendo importante, pero ya no la atienden del mismo modo, sino que forma
parte, está integrada, dentro de su realidad y, por tanto, centran más la
atención en otros aspectos más evolucionados. Igualmente pasa con el proceso de
la oración. No existe un único proceso de oración. La oración consiste, como ya
os hemos comentado, en establecer esa conexión, ese diálogo, que nos permitirá
elevarnos en nuestra realidad, siempre y cuando lo pongamos en práctica en
nuestra experiencia de la vida.
[1] Evangelio según San Juan
4,24.
[2] Ver artículo Enseñanzas
sobre los chakras
[3] Evangelio según San Mateo
7,16-20.
[4] Evangelio según San Lucas
15,11-32.
[5] Ver artículo ¿Creer literalmente las enseñanzas de los espíritus?
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