Hijos, guiarlos o permitirles que experimenten
You can translate this web with Google Crome
Comunicación
recibida el 21/12/2021 (extracto
textual de la sesión completa)
- ¿Qué es mejor para los hijos, guiarlos
o permitirles que experimenten?
El mejor modo de educar es ser
ejemplo. La guía exige que haya una confianza absoluta en los consejos que puedan
dar los padres a los hijos, pero esa confianza solamente se gana cuando se ha
dado suficiente ejemplo, que haga entender a los hijos la coherencia y la
sabiduría que demuestren sus padres. Evidentemente, cuando un hijo se encuentra
en una situación que puede suponer algún riesgo importante, es responsabilidad
de los padres atender esta situación. Pero si desde la más tierna infancia se
les ha mostrado a los hijos un ejemplo a seguir, si desde la más tierna
infancia se ha demostrado cómo se hacen las cosas, la consecuencia natural será
que los hijos entiendan esos caminos como los más idóneos.
Pero todo ser humano necesita
experimentar, y puede darse el caso, y de hecho es lo habitual, que los hijos,
de acuerdo a como van creciendo, deseen comprobar, experimentar por sí mismos
determinadas cuestiones. Prohibirles a los hijos por imposición, solamente
debería darse en el caso en el que existan unas graves consecuencias en lo que
puedan hacer. Pero ahí no puede quedar la cosa, porque es necesario explicar de
un modo claro, de un modo que puedan comprender los hijos perfectamente, las
consecuencias de esa experiencia que no se les ha autorizado realizar.
Solamente con una confianza
profunda, serán capaces los hijos de poder comunicar a los padres sus objetivos,
y es muy importante que los padres, como más maduros que son en relación con
los hijos, puedan prever las consecuencias, y entender que tienen que poder
experimentar los hijos, porque tienen libre albedrío. Todos los procesos en los
que los padres son exigentes ante los hijos, que les imponen una serie de
normas, que los hijos no son capaces de comprender, crea un gran rechazo que es
evidente, y por ese rechazo no son capaces de poder llegar a ningún acuerdo,
porque no se ha creado una sincronización, una armonización, en la información
que están compartiendo padres e hijos. Por eso es esencial que exista
comunicación en todas las edades, y siempre de acuerdo a las capacidades que
muestran los hijos en cada momento. Así, los padres deben adaptarse a los
hijos, y no al revés. Pero eso no es lo más habitual en vuestro mundo, es algo
a lo que se tiende, de acuerdo al plan evolutivo que nuestro Padre Eterno
marca, para que personas y sociedades vayan incrementando sus niveles de
sabiduría y de amor.
Y con estas enseñanzas se
dispone de las herramientas necesarias para poder mejorar ostensiblemente en
las relaciones entre padres e hijos y en el modo de interactuar con las
sociedades en las que viven.
Los padres deben tener la
capacidad de poder invertir tiempo con los hijos, compartir actividades y
experiencias, para que los hijos puedan observar y puedan aprender, de un modo
directo, del comportamiento de sus padres. Gracias a estas experiencias
compartidas, el ejemplo se está pudiendo aportar de un modo natural. Es la
única forma de poder hacerlo, y es imprescindible que los padres establezcan
estos contactos, y compartan estas experiencias con sus hijos, para poder
demostrarles tanto sus capacidades como sus debilidades, de modo que los hijos
vayan recibiendo una visión lo más realista posible de sus propios padres,
porque llegará un momento en el que los hijos deben intentar aspirar a superar
a sus propios padres. En eso consiste la evolución.
Por tanto, los padres sirven de
trampolín a los hijos, o pueden constituir un muro que les suponga un obstáculo
difícil de superar, y la ignorancia o la sabiduría que puedan tener cada uno de
los padres es una prueba más que tiene toda la familia, para que cada miembro
pueda experimentar lo que necesita en ese periodo de convivencia.
Por eso, todos tenemos los
padres que necesitamos en cada encarnación, y es necesario comprenderlo para
poder aprovechar la experiencia y, en el momento que sea posible, los hijos
estar en condiciones de poder aportar, de un modo totalmente libre y
respetuoso, cualquier enseñanza que puedan compartir con sus padres, desde el
primer momento, desde la tierna infancia. Eso exige receptividad y humildad por
parte de los padres, y siempre, siempre, todos los actos bañados con la luz del
amor. De este modo, los padres son guías para los hijos, pero los hijos son
maestros de los padres, y mutuamente se pueden permitir la oportunidad de
evolucionar, ayudando los unos a los otros.
Más
información:
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por aportar tus comentarios. Serán publicados tras la revisión por el administrador