¿Qué hacer concretamente para amar a los enemigos?
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Comunicación
recibida el 09/04/2020 (extracto
textual de la sesión completa)
Las relaciones entre las
personas se basan en la combinación de las energías amorosas de todas ellas.
Cuando dos personas se odian, esas dos energías colisionan entre sí y se
multiplican. Cuando dos personas se aman, esas dos energías colisionan entre sí
y se multiplican también. Pero cuando hay una persona que ama y la otra odia,
el amor siempre vence. Pero hay que entender que el amor vence en el plano
espiritual, y lo que es necesario, lo que importa verdaderamente, es el plano
espiritual. El plano material es la escuela en la que os desenvolvéis para desarrollar
vuestro espíritu con formas prácticas que no podéis realizar en el plano
espiritual, porque ningún ser con luz en el plano espiritual puede recibir
influencia de los hermanos que no tienen luz y, por tanto, no puede ejercer la
compasión del mismo modo que se puede ejercer en el mundo físico. Y estas
breves experiencias que tenéis en vuestras vidas físicas, son solamente
pequeños fragmentos de vuestra vida real en el espíritu.
Por tanto, cuando os encontréis
con alguien que no os transmite amor, cuando os encontréis con vuestros
enemigos, debéis incluso de esforzaros más en transmitirles el amor que al
resto de las personas, porque con quien os quiere es muy sencillo desarrollar
el amor, pero con vuestros enemigos, desarrollar el amor es una gran prueba que
tenéis para vosotros y una gran lección que tienen ellos. Jesucristo dijo
“presenta la otra mejilla”[1] y yo os digo “presenta la otra mejilla”, porque
tenéis que entender que vuestra integridad física, económica, vuestra
seguridad, está condicionada a la voluntad de Dios, y no podéis actuar con
miedo si actuáis con amor.
Así, el enfrentamiento, las
discusiones, nunca consiguen resolver problemas en profundidad. Es uno de los
grandes temas que tenéis que desarrollar en vuestras sociedades, porque planteáis
vuestras soluciones de problemas en el marco de las discusiones, a todos los
niveles, y de ese modo jamás se consigue avanzar. Mostrad amor a vuestros
enemigos y, en caso de que os agredan física, moral o verbalmente, intentad
mantener la seguridad, pero no contraataquéis. Defendeos sin atacar. En una
discusión, plantead los argumentos que permitan desarmar los ataques de los
demás, pero hacedlo con amor, nunca con miedo, nunca con odio, nunca con
resentimiento.
Respirad profundamente, porque
es lo que llamamos “inspiración”. Cada vez que respiréis profundamente y
pongáis vuestro espíritu en la atención del bien, estáis en condiciones de
poder recibir la influencia de los seres espirituales para que os ayuden.
[1] Evangelio según San Lucas
6,29.
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