¿Dónde reside la sabiduría?
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Comunicación
recibida el 18/04/2020 (extracto
textual de la sesión completa)
La sabiduría es la combinación
equilibrada del conocimiento y del amor. El conocimiento que no está basado en
el amor, jamás se debería denominar como sabiduría. Una persona sabia es la que
sabe resolver los problemas que le plantea la vida; la que sabe transmitir
consejos a los demás, para que puedan resolver los problemas que la vida les
da; la que sabe inspirar con sus palabras hacia el bien. Esas son las personas
sabias.
Por eso es tan importante
mantener un criterio a la hora de escuchar a los demás, porque las palabras
bellas o las palabras llenas de razones, no tienen necesariamente por qué ser
sabias. De hecho, muchas veces, ocultan una gran maldad a través de bellas
palabras, que pueden estar vacías, o que pueden encerrar trampas peligrosas que
nos apartan del camino del bien.
Así, la sabiduría solo se puede
transmitir a las personas que están receptivas, pero que además mantienen un
criterio, una actitud crítica, porque toda sabiduría que no sea útil debe poder
integrarse con facilidad en nuestro bagaje moral y de conocimientos[1]. Si no
es así, hay que analizar con mucha calma las palabras, porque es posible que
estemos siendo desviados de nuestro camino. Y tened en cuenta que, a lo largo
de la historia de la humanidad, el ser humano ha sido deslumbrado y engañado
con formas extravagantes, exóticas, que despiertan la curiosidad, pero que si
no se pesan en la balanza del buen criterio, pueden estar apartándonos del
camino correcto, porque del mismo modo que la ciencia avanzada requiere de una
larga lista de conocimientos previos que facilitan la comprensión de lo más
complejo, la evolución espiritual permite avanzar según vamos entendiendo la
simplicidad de la Ley del Amor[2]. Esa simplicidad, que es la sal de la Tierra,
es lo que da verdadero sabor a todo lo que hacemos, es lo que llena nuestros
pensamientos y nuestros sentimientos de valor real.
Buscad la sabiduría entonces
con buen criterio, y podréis ser sabios desde el primer momento en que
mantengáis esta actitud, porque nada de lo que hagáis se apartará del camino
recto, y solo incorporaréis más sabiduría, recubierta siempre de amor, a la
bolsa de la sabiduría de vuestra vida. Es una decisión que se toma en un
momento dado, y que permite avanzar con buen ritmo, siempre que mantengamos la
atención en todas las manifestaciones de nuestra propia vida, siempre que
mantengamos la atención en la experiencia que estamos viviendo, segundo a
segundo.
[1] Nota del canalizador: el
concepto “toda sabiduría que no sea útil” debería entenderse como que no se
puede aplicar de un modo inmediato o que complementa y da valor a otros
contenidos que sí se pueden aplicar. De este modo es evidente que así sí pueden
“integrarse con facilidad en nuestro bagaje moral y de conocimientos”.
[2] Ver artículo La Ley del Amor (PDF).
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