Enseñar y aprender
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Comentarios
personales del canalizador, con influencia de los Hermanos Espirituales del
15/07/2022
La palabra “enseñar” tiene
varios significados, pero están íntimamente ligados entre sí. Enseñar significa
mostrar, por eso, el que enseña, lo que hace es mostrar, está mostrando una
información, un conocimiento, una experiencia, unos valores. Eso es solamente
el escaparate donde las demás personas pueden aprender.
Aprender puede tener una forma
de comprensión, podemos decir que significa “vamos a prender”, “a captar”, “a
coger” para nosotros algo que está a nuestro alcance. Pero también vamos a
“prender”, a “encender” ese combustible de sabiduría que ya teníamos dentro,
vamos a redescubrirlo, a despertarlo, a convertirlo en energía, en luz, en
calor, tanto para nosotros mismos como para los demás.
Así, “aprender”, “prender”,
“coger”, se nos muestra como un acto voluntario, en el que es necesaria nuestra
decisión para poder “prender” esa enseñanza. Y así, el que enseña tiene un
nivel de responsabilidad y de mérito diferente del que “a-prende”, y cada cual
necesita realizar su esfuerzo, cumplir con su función para que este proceso se
realice de un modo eficiente.
Podemos aprender de todo lo que
surge en nuestra vida, de nuestra experiencia, pero también, por supuesto, de todo
lo que buscamos en la vida, de nuestra investigación, y esto nos permite
comprender que la responsabilidad en el aprendizaje nunca será de quien enseña,
de quien muestra, y así somos responsables nosotros mismos de nuestra propia
realidad, de nuestro propio progreso, de todos esos procedimientos que nos
facilitarán ir evolucionando, adquiriendo cada vez más amor y sabiduría, y
recibiendo como recompensa la felicidad.
Enseñar y aprender son
conceptos que muchas veces confundimos, porque decimos “quiero que me enseñes”
con la intención de que recibiremos esa enseñanza simplemente por el hecho de
que la pongan delante de nosotros, como un proceso totalmente pasivo. Pero eso
no es así, hace falta el esfuerzo consciente, la actitud decidida, para
conseguir captar, ¡¡prender!!, esa información. Para que esa información forme
parte de nosotros tenemos que “prenderla”, “a-prenderla” y alimentarla, ponerla
en práctica, mantenerla fresca en nuestra mente y, si es de verdadero valor,
también en nuestro corazón.
Así vemos la importancia que
tiene todo este proceso, que implica un acto consciente por parte de quien
enseña, de quien muestra, y un acto también consciente por parte de quien
prende, que quien coge, de quien atrapa esa información, y que posteriormente la
alimenta, la cuida y la integra en su realidad.
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