La paciencia y la perseverancia
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Comunicación
recibida el 05/05/2020 (extracto
textual de la sesión completa)
Dos de las virtudes que están
ahogadas en la sociedad en la que vivís son la paciencia y la perseverancia. La
velocidad del progreso al que estáis sometidos os hace pensar que todo tiene
que ser inmediato. Os centráis en el objetivo y muchas veces olvidáis el
camino. Y, por eso, tantas y tantas almas se encuentran perdidas, sin entender
el sentido de sus vidas, a pesar de disponer de una gran cantidad de
información.
Si observáis en la historia, la
mayoría de los científicos y genios han podido alcanzar sus metas tras grandes
esfuerzos, que os permiten actualmente disfrutar de todos sus hallazgos. El
esfuerzo de unos contribuye al bienestar de otros. Esa es la esencia de la
continuidad de toda civilización. Pero nada puede alcanzar a las multitudes si
no lo desarrollamos en el ámbito personal, al menos nada trascendente. Y por
ese motivo insistimos tanto en que vuestra labor [de transmisión de sabiduría]
esté basada en el ejemplo, y dar ejemplo os motivará, porque os convertiréis en
guías de otros hermanos que quieran observar la luz que desprendéis. Pero eso no
se consigue de forma inmediata, necesitáis paciencia para ir alcanzando la
germinación de la semilla que habéis puesto a través de la voluntad, porque la
vida os irá mostrando oportunidades de poner en práctica esos modelos que
queréis seguir, y cada vez que cometáis errores, debéis entender que es el
proceso natural de aprendizaje, y que es necesaria la perseverancia, nunca
rendirse, continuar en el proceso de perfeccionamiento.
Así, la paciencia y la
perseverancia formarán parte del proceso evolutivo y de desarrollo de la
felicidad profunda, que invadirá vuestra vida al manteneros y avanzar por el
camino que os ha marcado el Padre Eterno.
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