¿La esencia del espíritu es la que muestran los niños?
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Comunicación
recibida el 04/06/2020 (extracto textual de la sesión completa)
La mayoría de los seres que
pobláis este planeta estáis cargados de defectos, que tenéis que pulir para
poder evolucionar. Cuando pasáis al plano espiritual, vuestra alma permanece
exactamente igual que como estaba breves instantes antes. Las personas que han
sido malas, que han sido egoístas, que han sido envidiosas, que han sido
lujuriosas, que han sido iracundas, son cualidades que mantendrá el alma hasta
que sea capaz de perfeccionarse, porque todas esas cualidades están grabadas en
el alma de cada persona.
Cuando un alma se incorpora de
nuevo al mundo material a través del cuerpo físico, Dios ha decidido que no
recordéis todo lo bueno y malo que ocurrió en vuestras vidas anteriores. La
finalidad es evitar que os abruméis con todos vuestros crímenes, con todos
vuestros errores, y que podáis empezar de nuevo sin ningún recuerdo doloroso
que os haga sentiros culpables. Y tampoco recordáis vuestros éxitos, para evitar
que la vanidad os cubra, que os sintáis especiales respecto de los demás
porque, al fin y al cabo, hay muy poca diferencia entre el más bueno y el más
malo de los seres que pobláis en este momento el planeta. No os creáis que sois
nada buenos, porque seguís teniendo muchos defectos.
Y este olvido que se tiene de
todos los defectos y virtudes anteriores hacen que el niño transmita ese
sentimiento de ser vulnerable, que vosotros lo percibís como puro y que, a lo
largo de los años de su vida, va incorporando las cualidades que necesita para
poder superarlas, para poder cumplir con el destino para el que ha sido
designado en su viaje a la Tierra, en vuestro caso, o en el planeta que
corresponda.
Por tanto, cuando observáis a
un niño pequeño, que no ha recibido todavía ninguna de las cualidades o
defectos que tiene que superar, pero también de las virtudes que también tenía
en sus vidas anteriores, porque también son importantes las virtudes para poder
cumplir con el destino asignado a cada uno, en el momento en que veis a esos
niños, vacíos de toda esa carga, sentís el impulso natural que Dios ha
insertado dentro de vuestra conciencia, y no podéis ver en ellos maldad. Pero
en el momento en el que un bebé os sonríe, estáis percibiendo la sonrisa del
universo, porque estáis intercambiando con él una energía pura.
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