La búsqueda (Rosamari)
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¿Que
necesitas? Que te escuchen, que te entiendan, que te abracen, que te sientan,
que te mimen y te quieran. Que valoren lo que haces y que tengas recompensa.
Es
una necesidad que provoca la materia, querer ser reconocidos y sobre todo te
quieran, que valoren tu vida y el respeto se mueva.
Si
todo lo ves desde fuera, se genera un vacío, por eso estás buscando, hasta
encontrar el sentido. Descubres en esa búsqueda, que todo lo que está fuera, es
un pequeño reflejo de la verdad que en ti llevas.
La
búsqueda va impregnada de Amor, aquello que vas encontrando te está hablando de
Dios. Ese Dios está en todo y tiene sentido de humor, alegra toda tu vida, es
tu mayor inspiración.
Y
cuando ves que el diamante solo se encuentra en ti, dejas la necesidad, nada
tienes que pedir, porque lo más importante siempre surge desde ti.
Estás
en el juego, tienes todas las piezas y las herramientas que necesitas para
vivir tu experiencia y sólo de ti depende todo lo que hagas con ellas. Serán
para ti una carga, o tendrán la ligereza de permitirte vivir limitado o con
grandeza. Tú eliges, tú decides como vives tu vivencia.
Recuerda:
Vive desde la inocencia, desde la sencillez, desde la Esencia, desde la Riqueza
de lo que Es y ¿cómo distingues sus pinceladas sin engañarte a ti mismo?, con
palabras silenciadas que te indican el camino, cuando serenas el alma, se
transforma el egoísmo en la Fuerza vivenciada que disuelve los abismos. Cuando
observas sin juzgar y sientes esa alegría que eleva tu vibración, vives la
valentía de seguir al corazón y despiertas ese impulso que se llama intuición.
Cuando escuchas esa voz que va dirigiendo tus pasos, hay buena intención, actos
sagrados, y así puedes sostener al que tienes a tu lado; le trasmites esa Fe
para que siga amando, te pones a disposición para actuar respetando todo
aquello que pida y que sea necesario. Ayudas de esta manera al próximo que es
tu hermano, de manera generosa le estás tendiendo una mano y alivias su dolor,
cuando es a ti que te lo estás dando[1].
Rosamari
Ramírez del Cerro
[1]
Al aliviar el dolor de otros, a ti te alivias.
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