La comunicación mediúmnica con espíritus sufrientes para ayudarles a ir a la luz (17). La liberación de los pensamientos y sensaciones recurrentes
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Resumen
de contenidos extraídos del análisis posterior a la reunión mediúmnica
organizada por la Asociación Espírita Allan Kardec, de Zaragoza (España) el
16/02/2024
Nota:
los contenidos que aquí se exponen son conclusiones personales del redactor,
por lo que en ningún momento se pueden valorar como opiniones del colectivo
espírita ni de la Asociación donde se desarrolló la experiencia.
Puede
ser que ese pensamiento se mantenga hostigando, a pesar de rechazarlo
amorosamente. Esto significa que todavía estamos poniéndole atención, y la
oscuridad siempre desaparece cuando la abrazamos con nuestra luz, y la
desconfianza y todos los demás desórdenes de nuestra paz interior siempre se
desvanecen cuando aceptamos la experiencia de la vida como un conjunto de
oportunidades que nos da Dios para poder evolucionar, y eso se logra cuando se
está en el nivel de la comprensión de la experiencia espiritual, analizando
todo lo que nos afecta a nivel físico-emocional y mental-sentimental desde un
punto de vista desvinculado, convirtiéndonos en observadores de la experiencia,
y desechando el victimismo y la culpabilización.
Así,
si espíritus del bajo astral pretenden introducir en nosotros determinados
pensamientos y sentimientos confrontantes, nuestra consciencia estará preparada
para impedir que nos afecten lo más mínimo. Pero nuestro proceso de evolución
es siempre progresivo, y hay que mantener una atención consciente para evitar
dejar fisuras por donde puedan entrar estos ataques, especialmente los más
sutiles.
Una
forma de poder identificar pensamientos que no son propios es observar cuando
son recurrentes, que se repiten una y otra vez y que tienden a quitarnos la
paz. En ese caso podemos comprender que es una fijación de una energía en
nuestra mente, y que, si somos capaces de mantenernos en el nivel del espíritu,
podremos desarrollar perfectamente la fortaleza para evitar que nos afecte y
lograr diluir esos pensamientos de un modo progresivo, pero finalmente
definitivo.
Igualmente
ocurre con las sensaciones, agradables o desagradables, que se pueden percibir.
Hay casos en los que se puede observar que no hay ningún motivo consciente al
que podamos atribuir estas sensaciones. En el momento en el que observamos que
las sensaciones no son propias, es importante tomar consciencia de ello,
observarlas y, si pretenden quitarnos la paz, dejarlas ir de un modo amoroso
pero firme, sin fascinarnos ni asustarnos, porque somos los dueños de las
decisiones que tomamos, y ningún mensaje ni ninguna sensación, ya sea que nos
llegue por vía del nivel mental o del nivel físico, podrá influirnos si
mantenemos la consciencia de que somos almas experimentando y aprendiendo a
través de la vida.
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